Mira directamente a sus ojos, busca esa chispa que te invita, acércate despacio hasta tocar suavemente sus labios.
Induce a desvanecer complejos y temores. Atrévete a sentir sin restricciones, jugando lenta y cadenciosamente en un beso que transporta las emociones a otro nivel.
Entrega todo y recibe sus caricias, sus anhelos, sus deseos ...
Siente desinhibidamente e invita a jugar eróticamente, con un jadeo en su oído, una caricia en su cuello, un susurro entre su pelo, un discreto jugueteo en la punta de su lengua . . . hasta sentir como se estremece todo su cuerpo cuando recorres con tus dedos la base de su cuello hasta sus hombros, bajando por su espalda y deteniendo el recorrido en su cintura . . .
Junta su cadera hacia la tuya mientras fusionas los sentidos en un prolongado y dulce beso que haga cerrar los ojos a ambos e imaginar la forma en la que deslizaran su ropa al empezar a desnudarse, sin reservas, sin miedos, sin condiciones . . .
Disfruta el tiempo necesario, dejando a un lado la impaciencia que precede al deseo sexual hasta intuir que llega el momento oportuno para intimar plenamente.
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