Una imagen, un sonido o una caricia pueden despertar las más exóticas fantasías en nuestro pensamiento.
Lugares y formas, prohibiciones y desafíos, preferencias y posibilidades. Todo forma parte de la intimidad de nuestra mente.
Imaginar y soñar son deliciosas actitudes que nos transportan a situaciones que quizá no llevaríamos a cabo en la vida real pero que dan pauta a desinhibirnos y desnudar nuestros más ocultos deseos.
Esto hace la diferencia entre tener sexo y disfrutar dicho acto.
Esto hace la diferencia entre tener sexo y disfrutar dicho acto.
No limitemos la imaginación. Dejemos que vuele y permitamos el placer de nuestros sentidos en conjunción con nuestros pensamientos.
La experiencia será muy gratificante, en verdad.
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