Una mirada, un susurro, el roce de un momento, recorrer los labios saboreando con la lengua, paladear una fruta mientras el néctar resbala por el cuello, acomodar el pelo lenta y suavemente mientras el brillo de la mirada se incrementa al dilatarse la pupila. Señales discretas pero explícitas que invitan al juego de la seducción.
El placer de los sentidos. Disfrute sensorial que transmite a la otra persona aquellos mensajes subliminales que invitan a la entrega inmediata, al deleite de un beso, a la unión de los deseos.
Seducir es un arte que invita a la cadencia suave del romanticismo, la atracción y el coqueteo incitante en cada sonrisa, en cada roce, en cada caricia, sin prisa, incitando y envolviendo lenta y pausadamente hasta la total rendición al placer.
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